Panteísmo Hermético (II y última parte)   

 

german83

Germán Bravo

 ……. En cuanto a concebir a “Dios” en lo externo, nos dice el Maestro Trincado: “… Sin esas formas no conoceréis al Padre Eloí que dentro de cada uno está. (…) Y el espíritu es consubstancial y Ab y Coeterno con Él y en Él. Donde vive el espíritu, allí está el Padre; está en todas partes.” (Espiritismo en su Asiento, p. 169, párr 07). “¡Y busca el hombre al Creador, su causa, fuera de sí mismo, radicando en él en parte y por entero! (…) El Creador vive en sí mismo en todo el Universo.” (Conócete a ti Mismo, Naturaleza del Espíritu, p. 49, párr. 03 y 05.). “Por esto es error e ignorancia buscar al Creador en lo abstracto, viviendo, porque vive en toda su grandeza, dentro de cada hombre.” (Los Extremos se Tocan, Capítulo Segundo, Leyes Fatales, p. 35-36, N° 24).

Nos dice el Kybalión que El TODO (“Dios”) tiene los siguientes atributos: “Absoluto, Infinito, Eterno e Inmutable” (El Kybalión, p. 44). Es Absoluto porque es la negación enfática de todo lo que no sea Él. De manera, que excluye toda comparación porque Él es lo único que existe. Es Infinito porque todo lo abarca sin limitación alguna, sin comienzo ni final. Es Eterno porque no está sujeto al tiempo, no tiene principio ni final, es lo eternamente existente. Y es Inmutable porque como no está sujeto al movimiento, no puede cambiar, no puede moverse ni dividirse; no lo necesita. En consecuencia, el TODO no puede verse, oírse, palparse ni medirse ni pesarse ni cronometrarse. Entonces, si El TODO (Espíritu) no puede dividirse ¿Cómo se explica la existencia de este universo múltiple?; ¿Cómo se explica la existencia de los espíritus particularizados? Esta es la gran dificultad para comprender la ontología del Espíritu, lo cual no es explicado claramente por la doctrina del Espiritismo, quizá por las razones expuestas en el artículo anterior y porque en un futuro no muy lejano el Espiritismo lo explicará, ya que no está dicho todo ni puede estarlo, porque el progreso es infinito. Sin embargo, el Maestro Trincado, utilizando pedagogía-didáctica, lo explica bajo el concepto de la divisibilidad para que lo podamos entender; tal como idénticamente lo hicieran Platón, Descartes y Spinoza. Veamos como lo dice el Maestro Trincado: “El Creador es indivisible llenándolo todo (…) pero PARA COMPRENDERLO lo dividimos.” (Filosofía Austera Racional, Punto IV, p. 70). “… y el autor saca de sí mismo a los espíritus …” (El Espiritismo en su Asiento, Capítulo II, Lo que Abarca el Espiritismo, p. 37, Párr. 07).

Corroborando nuestra apreciación, de que “Dios” es incognoscible, el Maestro nos dice: “… la razón tiene grados y sólo alcanza cada uno a donde su progreso. Pero en la comunión universal se llega hasta el borde de Eloí, y sólo allí existe un misterio que jamás descifraremos entre todo el universo: el ser de Eloí.” (El Espiritismo en su Asiento, p. 47, párr. 18).

No obstante esta seria limitación, a través de un proceso de nuestro entendimiento, podemos intuir (intuición pura a priori) una idea de ese TODO o ESPÍRITU, utilizando la razón y la sabiduría. Así lo magnificaron algunos sabios en la antigüedad (los cabalistas), quienes crearon una imagen mental de El TODO y la confrontaron con El TODO real abstracto. Al efectuar esta confrontación, de dos Divinidades iguales, se produjo la inevitable repulsión magnética (polos iguales se repelen) originando de manera inmediata una vibración rítmica y, con ella, el espacio y el tiempo; pues el movimiento sólo es concebible en un espacio y en un tiempo determinado. Esta vibración rítmica está constituida por una materia sutil o Éter, conocida en nuestro ámbito como Alma Universal. Este proceso vibracional es la primera emanación de EL TODO, de la cual el Maestro Trincado dice figuradamente: “El Autor de la creación ha llenado el infinito de la sustancia única que es el ÉTER …” (El Espiritismo en su Asiento, Lo que abarca el Espiritismo, p. 37, Nº 7). Esto es lo que la religión denomina “La Creación”; pero lo correcto es emanación, ya que creación implica un creador y lo creado, lo cual es un dualismo, y sólo existe Lo Uno del cual emanan todas las cosas que existen en el Universo.

De este proceso de repulsión es donde nace la presunta “diferencia” entre Espíritu y Materia. En todo caso, como dice el Kybalión, es una “vibración” de la Substancia única dentro de ella misma, ya que la misma es infinita. Al respecto Plotino nos decía: “Imaginemos un foco que expande su luz por todo el Universo, en la medida que se expande la luz  se va degradando su intensidad hasta llegar a un estado que llamamos oscuridad; pero siempre es la misma luz”; de manera que luz y oscuridad es lo mismo, la diferencia se debe a la intensidad de la vibración y a la manera de conocer. Los sentidos nos engañan. Igualmente, si hacemos pasar un rayo de luz blanca por un prisma, al otro lado del prisma veremos matices de luces diferentes con características propias; pero que es la misma la luz blanca que vemos como diferente: son modos de una misma luz que los sentidos ven como diferentes. Así sucede con El TODO. Este fenómeno es explicado en la sabiduría hermética en el principio de Correspondencia, el cual postula: “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”; es decir, que todo es lo mismo. De manera similar surgen los espíritus humanos: “El Padre saca de sí partículas de su propio ser”. En el ámbito metafísico-antropológico-filosófico, este proceso está representado en la mítica figura de “La Caída del Alma”; la cual describe que chispas de luz o divinas (eones, fotones o espíritus), emanan de EL TODO y se envuelven en el Alma Universal, opaquizando su luz hasta convertirse en su “contrario”; pues, después de ser chispas de bella luz (Luzbel) se “convierten” en tinieblas. Ahora, esta unidad de contrarios (yan-yin) tiene el gran trabajo de retornar a sí misma mediante la purificación de su alma, lo cual le permitirá el restablecimiento de su luz originaria (apocatástasis). Esto está representado, de manera tergiversada, en la figura de Luzbel (Luz bella): el ángel rebelde o demonio. Este proceso de restitución sólo es posible con la reencarnación: vivir, morir y renacer para adquirir experiencia y así permitir que brote la sabiduría de lo más profundo de nuestro ser. Sólo así podremos restablecer nuestra verdadera identidad, tal como lo dicen las Escrituras: “… sabe Dios que el día que comáis de él (del árbol de la ciencia), serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios …” (Gn. 03:05-17); pues “Dios mora en el hombre” (Is. 17:07). Y lo que no pudo tergiversar el Cristianismo: “… el mismo Satanás se transforma en ángel de luz  (2Co. 11:14 y Job 01:06; 02:01).

Bien, hemos culminado esta ardua labor. Como espiritistas, pensamos que hemos cumplido nuestro deber de difundir la Doctrina del Espiritismo, sobre todo en este aspecto esencial, como lo es la idea de “Dios”. Esperamos que la misma haya sido de alguna utilidad a los lectores.

Ahora nos resta revisar, corregir y complementar todos estos artículos (son 60) para convertirlos en un libro que sirva de cartilla para los incipientes espiritistas y, quizás, también sirva de algo para los ya iniciados y duchos en el Espiritismo.

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