Medicina que Sana el Alma

-Primera parte 1/5-

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Germán Bravo

 La medicina que sana el alma, que es la Sabiduría Espiritual, es una especie de antibiótico de amplio espectro que requiere de un estricto cumplimiento del tratamiento prescrito para poder producir resultados eficientes, ya que los entes patógenos que va a combatir son sumamente resistentes. Si seguimos cabalmente el tratamiento, nuestra salud tendrá altas probabilidades de ser restablecida o, en casos de expiación (proceso karmático), la patología podrá ser llevadera, porque el conocimiento espiritual nos permite conocer la causa que la motivó, haciendo consciente lo que está a nivel inconsciente, permitiendo disminuir la intensidad de la preocupación, lo cual nos permite que la podamos sobrellevar.

En virtud del rigor y exigencia de esta medicina (Sabiduría Espiritual), generalmente es rechazada por algunos pacientes y, otros, no cumplen cabalmente con el tratamiento prescrito. El sentido de la rigurosidad consiste en que hay que estar dispuesto para la lectura espiritual, dar amor, ser justo, honesto, bueno, respetuoso y, sobre todo, hay que perdonar, ya que los designios de la Divinidad son el Bien, el Amor y la Justicia (La Sabiduría), no hay otra alternativa. De manera, que si rechazamos voluntariamente esta medicina o no cumplimos cabalmente con su tratamiento, lo que hacemos es expresar nuestra ignorancia y, con ello, rechazar nuestro bienestar, ya que sufrimos por ignorancia, y en su lugar vendrá otro remedio natural alterno e inevitable que producirá los mismos efectos; pero este remedio será mucho más rudo, ya que es el dolor y el sufrimiento que causarán las patologías por no querernos sanar.  Al respecto dice el Maestro Trincado: “El dolor es necesario a la vida, al sentimiento, a la moral y a la corrección de la materia y del espíritu; ES LA MEDICINA INFALIBLE de la Ley” (Filosofía Austera Racional, Proceso Visceral que Ocasiona Trastornos, p. 303, Párr. 02).

Pero si nos acogemos a la sabiduría que nos brinda la espiritualidad (no religiosidad, que es otra cosa) podríamos evitar muchos dolores y sufrimientos e, incluso, alcanzar la anhelada felicidad y la anhelada justicia social.

¿Dónde radica la dificultad de la efectividad de la medicina espiritual? Para que la medicina espiritual pueda surtir eficaces efectos se requiere, en primer lugar, que la sabiduría espiritual que se estudia no sea religión ni ningún tipo de dogmatismo sectario (incluidos los dogmas científicos) y que debe ser bien entendida y, en segundo lugar, practicar lo que se aprende, para observar una conducta moral. He aquí la dificultad, ya que no es fácil practicar lo que prescribe el conocimiento espiritual, que nos es más que las  ¡Virtudes! y amor a nuestros semejantes. De manera que si no se entiende bien la prescripción de la sabiduría, obviamente el efecto de la medicina no será muy eficiente.

En tal sentido, en nuestro sufrimiento no caben, no pueden caber, las promesas a ningún dios ni a santos ni vírgenes, como creen los religiosos; sino el estudio razonado de la sabiduría espiritual, porque sino se caerá en el dogmatismo y el fanatismo; y esto, en vez de medicina, será un agravante para la patología. Así sucede con muchos creyentes religiosos que leen la Biblia al pie de la letra (los que leen) y son incapaces de practicar sus más elementales mandamientos. Esta es la causa de que los hospitales del mundo occidental estén llenos de enfermos, muchos con cáncer, y la gran mayoría son cristianos ¿Por qué pasa esto? Simplemente porque no practican los mandamientos morales que prescribe su religión, porque no los entienden, ya que para eso es necesaria la sabiduría espiritual, la cual nos proporciona un conocimiento de las causas, así como de las consecuencias, que nos permite controlar nuestras malas tendencias y activar nuestra voluntad para corregirlas.  Ahora bien, no todos los creyentes son así, ya que  los hay virtuosos y buenos y, por lo tanto, saludables; porque, en definitiva, de nada vale tener conocimiento espiritual sin una conducta moral; como hace poco dijo el Papa Francisco, que los católicos cuando entran en la Iglesia todos parecen unos santos; pero cuando salen son unos demonios. Simplemente es un problema de alma, la cual sólo se sana con la sabiduría espiritual y la práctica de las virtudes.

En los casos de las personas que estudian la Sabiduría Espiritual es mucho más delicado y más exigente, porque la Sabiduría Espiritual nos enseña que existe una Ley de Acción y Reacción, que prescribe que todo el perjuicio que causemos a nuestros semejantes se nos devolverá íntegramente y que no tiene ninguna eficacia solicitar perdones de Dios porque la Ley es inexorable y que, en todo caso, el dolor y el sufrimiento es un bien que no conocemos. Pero el que hace daño a sabiendas el dolor se intensificará porque se convierte en un prevaricador, haciéndose acreedor de agravantes, que incrementarán su pena.

Por otra parte, estar en el sendero de la espiritualidad exige una conducta moral; así como el compartimiento de la sabiduría con nuestros semejantes, porque es la única manera de construir una sociedad justa para poder vivir en comunidad. Ojalá los “socialistas” y “comunistas” pudieran entender esto.

En virtud de la exigencia de la medicina espiritual, es por ello que el maestro Joaquín Trincado la tipifica como un sinapismo revulsivo; es decir, una medicina que al ingerirla es amarga y produce algunos efectos convulsivos; pero que luego produce una gran satisfacción, porque aparte de la salud obtenida nos proporcionará la anhelada felicidad (eudaimonía: tener un buen espíritu). Al respecto dice el Maestro: “Los hombres protestan del remedio que la Ley Suprema impone (que es matar la causa del error) para hacer triunfar la sabiduría.

Si nos preguntamos por qué la mayoría de los pobladores de este mundo son perversos; la respuesta es: ¡Por la falta del conocimiento espiritual! Y no se diga, como sostienen algunas personas, que la religiosidad se ha incrementado; pero el problema es que precisamente las religiones son las que han tergiversado el conocimiento espiritual.

(Próxima entrega: Medicina que sana el alma II)      

Un comentario en “Medicina que Sana el Alma

  1. Buenos días hermano German, me ha gustado muchísimo su primera entrega sobre Medicina que Sana el Alma. Queria decir que desde que comencé a estudiar los libros de la escuela y otros he podido experimentar que la esencia de la salud corporal y mental se encierra toda en el axioma: » piensa bien y tendrás buena salud». Naturalmente, que la sabiduría está en encontrar la verdad sobre el » pensar bien». Gracias hermano y quería decirle que disfruto mucho con sus escritos y comentarios sobre la metafísica y el espiritismo. Deseo que la luz siempre esté con usted para el deleite de nosotros con la Sabiduria que se desprende de esa Luz. Saludos.

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